jueves, 15 de enero de 2009

Malditos consejos

Todos tenemos un deseo interno de “ser como” o “tener características de”, impuesto por una sociedad superficial. Hasta la gente que se escuda bajo la frase “lo que importa es lo de adentro” desea, en lo más oculto de su ser, algo de lo que posee el otro. No existe persona que no envidie de lo que gozan los demás.

Un claro ejemplo de esta situación se muestra cuando “Juanse” canta a Marcela Kloosterboer, después que ella hiciera la publicidad de la crema para el pelo, diciéndole: “Yo quiero mi pelazo, ¿por qué no me lo das?”. Queda a la vista ese desesperado intento del cantante de los Ratones Paranoicos por tener la cabellera rubia de la modelo.

Muchas veces ese deseo se oculta bajo una actitud de rebeldía y negatividad. Luca Prodan forma parte de este grupo, ya que el siempre quiso ser rubio y de pelo largo, pasando horas en la peluquería. Se ve claramente en la canción “La rubia tarada”, donde cambia la envidia por la disconformidad.

También es muy común que el deseo se convierta en una actitud altanera. “Tita” Merello lo hace presente en su canción “Se dice de mi”. Allí, no solo demuestra soberbia sino que también adopta una actitud similar a la del líder de Sumo. Es decir, Tita y Luca tienen algo en común, la envidia.

El ser humano es un ser racional y caprichoso. Culo ve, culo quiere. Es una característica típica, tanto del hombre como de la mujer. Por lo general, se las acusa de envidiosas. Pero no es así, las mujeres damos una mirada objetiva sobre los rasgos de nuestras compañeras de género. A diferencia del homo, podemos distinguir defectos del sexo opuesto a pesar que nos sintamos atraídas. ¿Por qué? Simplemente porque tenemos terror a que las otras mujeres encuentren sus defectos antes que nosotras. Ejemplo:

Amiga: - Che, y ¿cómo es él?

Nosotras: - Petiso, regordete, tiene un lunar con pelo en el cuello, tiene una ceja más larga que la otra y se viste como si fuera daltónico, pero es un dulce.

¿Hay necesidad de defenestrar todo lo que nos gusta por miedo a que no sea aceptado por el resto? Cada vez resulta más difícil adoptar como propio lo que tenemos y lo que nos gusta. Esto es consecuencia de la sociedad en la que nos encontramos inmersos, donde nadie sabe quien impone los cánones de belleza. Sin embargo, nosotros tratamos de seguirlos al pie de la letra. Habría que hacerle caso a Charly García cuando dice: “Ey, bancate ese defecto, no es culpa tuya si la nariz no hace juego con tu cara. Y yo te digo ey, bancate ese defecto, aunque te operes las gomas nena seguirás siendo tu”; que hombre observador.

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